martes, 24 de septiembre de 2019

IMAGINAR LO INVISIBLE

MISIÓN Y UTOPÍA JESUITA EN EL PERÚ

"Unión de la descendencia imperial incaica con la Casa reducida". Anónimo, siglo XVIII. Óleo sobre tela, 178 x 171 cm.
Museo Pedro de Osma. Lima, Perú.





"San Ignacio y las virtudes". Anónimo, siglo XVII. Óleo sobre tela, 217 x 157 cm.
Casa Goyoneche. Lima, Perú.






IMAGINAR LA UTOPÍA

"Desde un inicio los jesuitas llegados al Perú tenían claro que su misión era en las "fronteras de la fe", es decir, en las poblaciones más alejadas de la fe cristiana y en situación de marginalidad. Por ello iniciaron las llamadas "misiones volantes", que permitían explorar continuamente los distintos territorios cuya geografía impedía el recorrido en cortos periodos de tiempo. Así fueron estableciendo "residencias temporales", que fueron la base de futuros Colegios, desde los cuales fueron expandiendo sus misiones. Hacia el siglo XVII conocían ya muy bien las lenguas originarias de distintas regiones. Abordaron su trabajo apostólico con la clara conciencia de que, sin el buen manejo de las lenguas originarias el fruto logrado sería muy pobre..." (1)










"San Ignacio de Loyola". Anónimo, siglo XVII. Óleo sobre tela, 204 x 104.5 cm.
Iglasia de San Pedro. Lima, Perú.





"... emprendieron la edición de diccionarios y gramáticas bajo el modelo de los textos humanistas de su época. Emprendieron así un largo recorrido de comprensión de las culturas andinas, lo que les llevó a elaborar pastoral e intelectualmente, distintas fórmulas de puentes interculturales en su afán de evitar que los valores de dichas cultural no entrasen en conflicto con las creencias cristianas. De este modo participaron en la producción de una hibridación cultural que llegó a tener profundas consecuencias para la cultura del Perú. Los jesuitas estaban persuadidos de que el futuro del Perú debía ser el de una nación cristiana en la que los principales valores de las culturas hispana e inca debían de fundirse en un solo proyecto, de acuerdo con los viejos principios de los reinos cristianos de ultramar cuyos destinos habían sido también forjados en múltiples encuentros culturales." (2)





"Santa Tecla mártir". Anónimo, siglo XVII. Óleo sobre tela, 131 x 108 cm.
Iglesia de San Pedro. Lima, Perú.





"Catequización de Túpac Amaru I". Anónimo, siglo XVII. Grabado sobre lámina de cobre, 34 x 26 cm.
Colección Barboza-Stern. Lima, Perú.





"Virgen de la Purificación o Candelaria". Bernardo Bitti, siglo XVI. Óleo sobre lienzo, 240 x 165 cm.
Iglesia de San Pedro. Lima, Perú.






IMAGINAR Y CONTEMPLAR

"San Ignacio de Loyola  funda la Compañía de Jesús desde una profunda experiencia espiritual que luego sistematizó para que otros pudieran vivirla y lo hizo elaborando un conjunto de ejercicios y pautas de meditación cuya técnica fundamental fue el uso de la imaginación. En una época en la que el paradigma de la oración de origen monástica era silenciar la mente y "recogerse" (recogimiento) San Ignacio entiende que para poder configurar la vida siguiendo un modelo ideal de humanidad, que era el de Cristo, convenía enfocar la mente y todos los sentidos en la vida de Jesús..." (3)





"Árbol de la muerte y sus frutos". Anónimo, siglo XVIII. Óleo sobre tela, 276 x 182.5 cm.
Iglesia de San Pedro. Lima, Perú.










"La oración del huerto". Bernardo Bitti, 1596-1598. Óleo sobre lienzo, 133.1 x 103 cm.
Museo de Arqueología, Antropología e Historia del Perú. Lima, Perú.





"... en los Evangelios y dirigir todo pensamiento a contemplar las realidades celestiales y así ir modelando el espíritu a la imagen y semejanza del Dios encarnado. Los ejercicios espirituales del santo de Loyola conducen al practicante a "componer lugares" a "ver con la vista imaginativa", a "mirar, advertir y contemplar" y a "oír con las orejas, gustar con el gusto", distintas escenas de la vida de Jesús "la contemplación" adquiere así una dimensión corpórea y sensible que inaugura una nueva etapa en la evolución de las técnicas espirituales en la historia del cristianismo." (4)





"Cristo resucitado". Bernardo Bitti, 1603. Óleo sobre tela, 213 x 119 cm.
Iglesia de la Compañía de Jesús. Arequipa, Perú.










"Niño Jesús Huanca". Anónimo, 1605. Madera policromada, 43 x 23 x 82 cm.
Iglesia San Pedro. Lima, Perú.






IMAGINAR LA MISIÓN

"San Ignacio recomienda en la llamada "contemplación de la encarnación" imaginar la Trinidad dialogando entre sí y decidiendo hacer la redención del género humano" (EE.EE; 108). Este impulso a la acción es, a la vez, un impulso misionero cuyo modelo es la misión del redentor, Cristo. Por ello la Compañía de Jesús nace con la intención de transformar el mundo, sentido principal de la "misión", concepto fundamental para entender esta orden religiosa. Los jesuitas no son monjes sino clérigos regulares, es decir, sacerdotes que viven bajo una regla pero que no hacen vida de claustro. desde su fundación, en 1540, deciden ponerse al servicio de la iglesia católica y del papa para expandir la fe donde fuese necesario..." (5)





"Virgen del Carmen con San Simón Stock y donantes". Anónimo, siglo XVIII.
Óleo sobre tela, 200 x 145 cm.
Museo Señor de los Milagros. Lima, Perú.










"Patrocinio de la Virgen con santos jesuitas". Anónimo, 1670-1690. Óleo sobre tela, 186.5 x 135 cm.
Museo de Arte de Lima. Lima, Perú.





"... en ese movimiento misionero se les exige una rigurosa formación en las virtudes necesarias para poder soportar dificultades propias del trabajo en tierras alejadas y muchas veces inhóspitas. La misión jesuita se expande por el mundo desde sus inicios y llega al Oriente en 1546 con San Francisco Xavier, al Brasil, en 1549, con Manuel de Nóbrega y al Perú, en 1568, con Jeronimo Ruiz del Portillo, quien junto con los primeros siete jesuitas que llegaron con él fundan en Lima el Colegio Máximo San Pablo, desde donde se dirigen hacia el resto de Sudamérica. La misión fue acompañada del ideal del martirio como una posibilidad de radicalidad en la entrega a la labor de la evangelización. Imaginar la misión fue pues no solo una práctica espiritual o un ideal, sino también el núcleo mismo de la vocación jesuita." (6)





"Árbol de la vida y sus frutos". Anónimo, siglo XVIII. Óleo sobre tela, 277 x 182 cm.
Iglesia de San Pedro. Lima, Perú.





"Santa Gertrudis, San Ignacio y San Francisco". Anónimo, siglo XVIII. Óleo sobre tela, 100 x 160 cm.
Banco de Crédito del Perú. Lima, Perú.





Grabado en madera de Jean de Cirey. Taller de Petrus Mtlinger, 1491.




"Arcángel Miguel con donante indígena". Anónimo, siglo XVII. Óleo sobre tela, 209 x 144.5 cm.
Iglesia de San Pedro. Lima, Perú.






"Aparición de la Virgen al Padre Francisco del Castillo". Anónimo, siglo XVIII.
Óleo sobre tela, 210 x 140 cm.
Iglesia de San Pedro. Lima, Perú.




Palabras de agradecimiento al personal de la Galería Municipal Pancho Fierro, por el apoyo para la realización de este reportaje fotográfico.



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Fotografías: son propiedad de Gino L. Ataucusi Arenas.

1, 2, 3, 4, 5, 6). Catalogo

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